Patricia Tauma Romero (31:50)
EL MISTICISMO Y LA REIVINDICACIÓN SOCIAL DE LA MUJER EN EL POEMARIO “LAYQA, NATIVA DE LA OSCURIDAD” DE KARURAQMI PURIRINAY
Por Patricia Tauma Romero
El poeta es el orfebre de la palabra. El varón o la mujer que ha decidido escribir poesía, según su propia identidad, asume su vocación literaria como parte de su proyecto de vida, de su pasión por expresar en forma lirica sus pensamientos, sus sentimientos, sus protestas o la reivindicación de su entorno.
La poesía escrita por mujeres en Junín, es una poesía que ha ido evolucionando a través del tiempo. Sin embargo, debo mencionar que aún en nuestra la región, no hay políticas culturales definidas y vigentes que apoyen la producción literaria como parte legado cultural y de la memoria colectiva. Los trabajos iniciales de las autoridades pertinentes, requieren mayor difusión y convocatoria.
La traducción en español de las palabras quechuas Karuraqmi puririnay es “tenemos un largo camino por recorrer”, sin duda, esas palabras son simbólicas, significativas y proféticas.
Debo destacar el valiosísimo trabajo que realizaron mujeres como María Pilar laña, Elsa Herrera Ortiz, Flor de María Ayala, Rosa Iñigo Rojas, Carolina Ocampo Basualdo, Lucía Ocampo Basualdo, María Teresa Zuñiga, Raquel Prialé Jaime, Zoila Gonzales Sanabria, Isabel Gutarra Sinchitullo; Antonia Gutarra Sinchitullo; Ethel Barja Cuyutupa; Vilma Galván Ponce, Graciela Ramírez Santos, entre otras.
La traducción en español de las palabras quechuas Karuraqmi puririnay es “tenemos un largo camino por recorrer”, sin duda, esas palabras son simbólicas, significativas y proféticas.
El proyecto literario “Layqa” nativa de la oscuridad, es un buen inicio oficial en un largo trayecto por la senda del apreciado arte de las letras en nuestra ciudad Incontrastable.
Según la socióloga y escritora Carolina O. Fernández, estamos viviendo una época notable, a partir de las 90 sale un grupo de las hijas de las migrantes que van a escribir, en las últimas décadas son muy intensas porque hay una reapertura de las lenguas originarias, se viene escribiendo en quechua, aymara, shipibo, etx., desde esas poéticas denominadas cholas, hay una quechuización del español, una aymarización del español, si bien antes se tenían esos registro en los trabajos como de Arguedas, Gamaliel Churata entre otros.
El proyecto literario “Layqa” nativa de la oscuridad, es un buen inicio oficial en un largo trayecto por la senda del apreciado arte de las letras en nuestra ciudad Incontrastable.
Uno de los primeros pasos es aprender a escucharnos, eso implica aceptar las diferencias y no marginar la desigualdad, no se plantea una competencia entre las personas que escriben como algunos erróneamente lo creen, sino por el contrario, al empezar a producir textos literarios, el reto surge en uno mismo, siendo muy autocríticos con nuestros escritos a medida que leemos e investigamos más.
Es necesario un apoyo sostenido a los jóvenes que empiezan a escribir a través de espacios que se puedan generarse como los talleres de escritura y formación literaria, en especial, el aliento a las mujeres que por miedo a la crítica mordaz y machista, dejan de escribir. No olvidemos que la estética dentro de un trabajo poético no se logra de inmediato, requiere mucha dedicación y continuidad.
El poemario de Karuraqmi Puririnay, está dividido por cuatro partes denominados: «Minúsculo dios«, «Nativa de la oscuridad«, «Kuyakuy» y «Tentación de existir«. Cada título nos orienta sobre el contenido de los poemas seleccionados que oscilan entre versos y prosa poética. Cada verso transita en una atmósfera poética peculiar, entre imágenes retóricas que evocan, sugieren, seducen a través de la palabra y hasta desafían al lector.
El poemario de Karuraqmi Puririnay, está dividido por cuatro partes denominados: «Minúsculo dios«, «Nativa de la oscuridad«, «Kuyakuy» y «Tentación de existir«. Cada título nos orienta sobre el contenido de los poemas seleccionados que oscilan entre versos y prosa poética.
He seleccionado dos poemas para analizar la propuesta literaria que nos ofrece Karuraqmi en su primer trabajo y le pedimos que nos sea el único, sino que continúe hasta que consolide su propia voz y estilo como una referente dentro de la literatura de Junín.
En el poema «Layqa», el yo poético reconoce su fortaleza: Cito: “Nací bruja/ reconocí mi reflejo negro/en una gota de lluvia/y desde entonces/ lo supe/ a los tres años me descubrí hechicera”. Así mismo, se evidencia la reivindicación de una mujer que intenta emanciparse en una sociedad patriarcal, Cito “Me acusan de terrorismo/ por quemar un bosque de hombres/por invadir de insomnios las pupilas de los niños sin/madre/ por robarle la piel a las azucenas, / por hacer parir duendes a los árboles/ por dejar caer el tiempo a los ancianos/”.
La sensibilidad no se manifiesta como debilidad, sino una energía que a través de la intuición es guía en un horizonte basto. El yo poético, no rehúye de sus responsabilidades, sino reconoce sus actos dentro de la libertad que sin una etiqueta que la acartone. Cito: “por santificar la parte oscura e inverosímil de mi ser/ por degustar la tristeza y el hastío/ por la mirada pérfida/ por mi mirada perdida/ por mi posición vil sin santuario/ por fermentar en alcohol el rostro del poema/ sí / por todo eso/ soy culpable”.
El siguiente poema es «Tayta», Cito “Mi tayta me enseñó amar la tierra, a memorizar el olor a la ruda, a conversar con los apus, a temer el agua estancada de los puquios y a escribir cuentos sobre la grama”. Dentro de la cosmovisión andina, las enseñanzas ancestrales de transmiten de generación en generación, el conocimiento es poder y la naturaleza ofrece una gama de posibilidad de sabiduría a quien sepa interpretar sus signos, su voz. Cito: “Aprendí a recorrer los Andes en soledad buscando mitos posibles, de pueblo en pueblo, rezando a las piedras, al cielo, a la tierra”. El tiempo pasa y las circunstancias jamás regresarán de la misma forma. Cito “Nunca es la misma flama la que nace en una vela”.
Evocar el pasado, la niñez y el paisaje andino produce nostalgia, sobre todo cuando se emigra a las fauces de la ciudad de cemento. Queda la melodía que te recuerda esa época donde se convivió con la naturaleza como un bálsamo que forjó una propia identidad que se resiste a seguir los patrones de lo establecido. Cito: “Aún reconozco la voz de mi tayta en el sonido que provoca el aire en la hojas, cuando escucho los harawis de mi pueblo, conmovido retorno sin querer a mi solitaria infancia. Me queda este sagrado paisaje que alguna vez me salvó de al demencia y de este anda ajado (…) pronto mi memoria será de esta tierra fértil y bendita. Poco a poco perderé de vista el cielo, y seré uno con la tierra, mi tierra, esa tierra de la que pocos ojos logran tener conciencia”.
Felicito a Karuraqmi Puririnay por el producto de su propuesta literaria. Muchos éxitos y a seguir adelante.