En uno de los finales alternativos de Bandersnach (2019), la película alternativa de Black Mirror[1], Stefan, el joven protagonista, mata a su padre. Como en toda la película, también aquí, el espectador tiene la opción de decidir si lo descuartiza o no, si decides que sí, la escena continua así: Stefan lleva a su inerte padre a una oscura habitación, busca las herramientas de su casa y encuentra un arco de cierra y otras herramientas de metal, pasmado y con la sangre que se expande por todo el espacio Stefan corta al padre en pedazos, tras una ardua pero escalofriante trabajo, limpia toda la sangre y todo el rastro del crimen. Debemos precisar aquí que Stefan es un joven muy listo e inteligente que trabajaba programando videojuegos, que tras un simple quiebre en el trabajo y discusión con su padre, y el espectador decidió que cometa el crimen.
Esta escena de Bandersnach, es sin duda un buen recurso metafórico para comprender que detrás de un homicidio o crimen hay diversas condicionantes complejas. De acuerdo con el psicoanálisis todos en algún momento hemos pensado o deseado en matar a alguien[2], sin embargo, hay condicionantes sociales que impiden o motivan a cometerlo.
Durante la guerra interna suscitada en el Perú durante la década de los 80 y 90, hubo episodios surreales y escalofriantes que superaban la ficción; con los casos de “La casa Rosada” o el cuartel “Los cabitos” de Ayacucho [3] supimos cómo, de manera sistemática, desde el Estado se implementó un conjunto de brutales sistemas de torturas, asesinatos y desapariciones de personas que presuntamente eran subversivos. Una condicionante política lo permitía:
«Para liquidar o exterminar como dicen los militares a los “enemigos de la patria” y de la democracia, se utilizan los métodos más brutales. Las ejecuciones clandestinas, la acción de los grupos paramilitares, el secuestro, la tortura y la desaparición se convierten en hechos cotidianos cuyos responsables son gratificados por el Estado»[4]
Entre los “métodos más brutales” estaba descuartizar el cuerpo para dárselo a los cerdos o así descuartizados meterlos a los gigantescos hornos que se construyeron exclusivamente para desaparecer a los subversivos y presuntos subversivos.
En un acto de conservación del yo, prevalece un yo que no tolera lo otro, lo distinto y lo diferente. La virtualidad de hoy nos lleva a un terreno donde lo otro y lo distinto puede ser “eliminado” o “bloqueado”[5] alejándolo de una construcción de alteridad[6]. La muerte asecha y se provoca a diario. La desaparición de lo otro o de lo diferente, hoy en día no solo es un acto que desde lo político puede implementarse sistemáticamente, como ocurrió con el holocausto Nazi o como vimos en “La Casa Rosada” o “los Cabitos”, esto también ocurre en un plano micro político, domestico en el campo de las interrelaciones personales e individuales. La violencia con homicidios y asesinatos no solo es portada de diarios y noticieros, sino es lo que ocurre en la realidad. Las constantes noticias de feminicidios, son solo una forma. Cómo es posible que actos tan atroces y frívolos pasen por un proceso racional, cómo es posible que el ser humano es capaz de provocar la extinción de los miembros de su misma parentela o especie y hasta de sí mismo.
Aquí es dónde el libro entra en escena, sobre todo desde su aspecto estrictamente experimental. Aunque aborda lo forense como un campo multidiciplinario[7], desde ese espacio experimental, el libro es un aporte metodológico al campo de la criminalística; ya que aborda el cómo y quién cometió el homicidio. Se adentra en el campo especifico de cortes y disecciones homicidas, con importante protagonismo de diversas armas homicidas y materiales de corte como: sierra de mano, cuchillo manual dentado, cuchillo eléctrico, entre otros, que son usados para encubrir o desaparecer el cuerpo.
Otro segmento del libro aborda la criminalística desde un plano no experimental, con diversos casos obtenidos de noticieros y otras fuentes y se orienta en la muerte que, de forma violenta, es provocada por un “otro”. Aquí los autores ensayan sobre los aspectos que determinan e influyen en los crímenes, tales como: Las condicionantes sociales como pobreza y narcotráfico. Las condicionantes psicopáticas o neurobiológicas, aquí recurren a la teoría o hipótesis del evolucionismo biológico y el “cerebro reptiliano” de los delincuentes. También abordan las condicionantes jurídicas, el plano del “derecho positivo” y la inseguridad ciudadana, y las políticas públicas pendientes para este sector. Con estos últimos temas los autores incitan a un debate multidiciplinario.
[1] Bandersnach (2019), película interactiva de Netflix como parte del universo de Black Mirror dónde el espectador tiene la opción de decidir la continuación de las escenas.
[2] Abordado por Freud en el complejo de Edipo, matar al padre y desear a la madre.
[3] Los casos la “Casa Rosada” y el cuartel “Los Cabitos” de Ayacucho, con sus escalofriantes escenas de desapariciones están ampliamente documentadas en Arce, L. (2009) “Memoria de una guerra
peru 1980-2000”
[4] Ibidem; pág. 15
[5] Han, B. (2017) “La expulsión de lo distinto”
[6] Auge, M. (1996) “El sentido de los otros: actualidad de la antropología”
[7] Lo forense abarca diferentes disciplinas como la criminalística, piscología, derecho, la antropología, la medicina entre muchos otros, las cuales se complementan con métodos y teorías,